El viceintendente Guillermo Galván y el concejal Nazareno Rippa visitaron la Escuela Municipal Juan Domingo Perón, que este martes volvieron a las clases presenciales seis alumnas que pertenecen al séptimo grado. También estuvo presente la directora general de Evaluación e Innovación Educativa, Yanina Caviglia.

En la oportunidad entregaron barbijos, con el logo de la institución educativa, al igual que refuerzos sanitizantes.
Se entrevistaron con los docentes y director del establecimiento y alentaron a las alumnas a seguir avanzando en sus estudios. “Para nosotros, lo más importante es la educación”, les dijo el viceintendente a los presentes.
“Se autorizaron actividades deportivas, salones gastronómicos y no pasaba lo mismo con la educación. Se calcula que la mitad de sus compañeros de toda la provincia han perdido contacto con la educación, se desvincularon del sistema educativo. Y aquí están ustedes, recibiendo educación en un establecimiento que está en buenas condiciones, con todas las normativas y protocolos, gracias al seguimiento de la Dirección de Protección Ciudadana”, enfatizó Galván.
Por último, el viceintendente les transmitió a las seis alumnas que retornaron a las aulas a redoblar esfuerzos, seguir estudiando y capacitándose, “porque el mundo va cambiando y queremos que lleguen lo más lejos posible con sus estudios, en un sistema que es gratuito, porque el Estado ha pensado que ustedes deben tener las mismas oportunidades que los chicos que están en el centro de la Ciudad”, concluyó Galván.
Por su parte, el concejal Nazareno Rippa las felicitó por seguir sus estudios. “Estar acá es hacer Patria, en esta escuela rodeada de cerros y dentro de esta crisis que nos tocó a todos”, aseveró Rippa, quien les deseó éxitos en la nueva etapa que se les avecina en su vida estudiantil.
El director de la escuela, Rubén Herrera contó que hay una matrícula total de 60 alumnos, desde el nivel inicial, hasta el séptimo grado. Informó que los docentes tuvieron que vencer ciertos obstáculos de la virtualidad, dado que muchos de los niños no poseían celulares de alta gama ni con la memoria suficiente para soportar las actividades que se enviaban. Por ello es que los propios docentes, dada las flexibilizaciones, “les llevaban los cuadernillos a sus domicilios, para que los alumnos puedan hacer sus tareas”.