Micaela Miatello y Lucila Carbonell crearon un perfil en la red social con el objetivo de escuchar y brindar asesoramiento de manera voluntaria. Bajo el lema: “La salud mental también es importante”, llevan realizadas más de 300 consultas. “No hay nada más gratificante que poner la profesión al servicio de la solidaridad”, coinciden.
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El 2020 iba a ser el gran año de Micaela Miatello (28) y Lucila Carbonell (28). Durante todo el 2019, las licenciadas en psicología -graduadas en la Universidad del Salvador- se estuvieron preparando para rendir el examen que les permitiría realizar la residencia en un hospital público. Tenían fecha para el 21 de abril pasado pero, un mes antes, se decretó la cuarentena obligatoria y su ilusión de atender pacientes quedó “en pausa”.
Lejos de frustrarlas, la situación las envalentonó. “¿Y si hacemos algo para ayudar? ¿Estaremos listas?”, se preguntaron. No hubo demasiado tiempo para dudas. Una semana después, el 26 de marzo, crearon un perfil de Instagram al que llamaron Redes Psi. ¿El objetivo? Escuchar y orientar de forma gratuita a quien lo necesitara durante el confinamiento.
Juan (un nombre de fantasía para proteger su identidad) tiene 27 años y se enteró de este proyecto mientras escuchaba un programa de radio que comentaba la idea de Micaela y Lucila. Agarró su celular y, enseguida, comenzó a seguir la cuenta. “Me pareció una buena iniciativa. Si el aislamiento se prolongaba, hablar con ellas sería una opción en algún momento ‘bajón’”, dice a Infobae.
El domingo pasado, luego de que la cuarentena total se extendiera por tercera vez (ahora hasta el 10 de mayo), Juan sintió “que no daba más” y se animó a mandar un mensaje directo. ¿El resultado? “Me sentí super contenido y puede empezar a mirar la parte llena del vaso. Me estaba haciendo problema por situaciones que no dependían de mí, como por ejemplo, cuándo iba a poder volver a juntarme con mi familia o qué iba a pasar con el puesto de trabajo que estaba aceptar. Es muy valorable lo que hacen. Son profesionales de la salud mental que están trabajando totalmente gratis y dándole una mano a desconocidos”, sostiene.
La mayoría de las consultas, cuenta Micaela Miatello, las realizan personas de entre 20 y 30 años. También adolescentes, aunque en menor proporción. Los motivos por los que deciden recurrir a Redes Psi son varios pero, de acuerdo con la psicóloga, la ansiedad encabeza la lista. “Hay una profunda preocupación por lo que va a pasar”, explica Miatello a este medio.
¿Cómo se asesora en un contexto de incertidumbre mundial? “Lo primero que hacemos es preguntar cómo están y escuchar lo que tienen para contar. Para la mayoría, el hecho de poder poner en palabras lo que les pasa, disminuye la angustia y la ansiedad”, agrega.
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María tiene 31 años y vive en Madrid. Cuando se puso en contacto con Redes Psi hacía más de 10 días que estaba confinada en su domicilio. “Necesitaba apoyo de manera urgente y se me hacía imposible sostenerlo económicamente. Me contestaron rápido y, enseguida, me sentí más tranquila. Al principio pensé que sería algo del momento, pero la realidad es que mis consultas siguen semana a semana”, cuenta. ¿De qué manera influyó Redes Psi en su vida? De acuerdo con el testimonio de María, las terapeutas le dieron distintas pautas para que la rutina se le haga más llevadera. Desde evaluar y puntuar las tareas que hace durante el día (para poner énfasis en aquellas que más la gratifican) hasta ejercicios de respiración y meditación. “Pedí ayuda y me la dieron. Estoy y estaré eternamente agradecida con ellas”, dice.
El asesoramiento, cuentan Micaela y Lucila, es 100 % virtual: vía e-mail, mensajes de Instagram y audios de voz, para los que prefieran hablar. Por día, cada una, realiza entre 7 y 10 consultas. En un mes, ya suman más de 300. “A todos los que se ponen en contacto les explicamos que este es un espacio de escucha y de orientación. No quiere decir que inauguramos una sesión de terapia”, enfatiza Miatello. Por ese motivo, no pautan días ni horarios.
“Siempre aclaramos que pueden recurrir a nosotras cuantas veces lo necesiten. Por supuesto que no es fácil trazar un límite. Si alguien me escribe desbordado no puedo dejar de lado mi parte humana. Más de una vez me puse a contestar mensajes de madrugada”, agrega la joven de 28 años. Un dato: si quienes las contactan ya están en tratamiento psicológico, les recomiendan que hablen directamente con sus terapeutas. Lo mismo para aquellos que están con tratamiento psiquiátrico y/o tomando medicación.
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Desde que abrieron la cuenta de Instagram, Micaela y Lucila han visto crecer el número de seguidores. De a penas unos pocos, ya suman casi 2 mil y eso las tiene muy entusiasmadas. Por eso, parte de su trabajo, es pensar qué tipo de contenido van a publicar en la red social. Además de frases que invitan a reflexionar, como “La vida es un 10 % lo que me ocurre y un 90 % cómo reacciono a ello”, las chicas también piensan contenido para que sus followers se retroalimenten entre ellos.
A partir de una pregunta que funciona como disparador, por ejemplo “¿Qué hacen cuando están aburridos?”, los seguidores contestan y después se comparten las respuestas de manera anónima. El hobby de uno puede inspirar a otro a hacer algo nuevo y así sucesivamente. “Pensar que al principio dudábamos acerca de si íbamos a poder hacerlo o si realmente estábamos listas. Al final, nos sorprendimos de nosotras mismas. No hay nada más gratificante que poner la profesión al servicio de la solidaridad”, cuenta Micaela y destaca que las devoluciones de cada persona les dan más confianza. “Todos nos agradecen, pero la realidad es que la mayor parte del trabajo no es nuestro sino de la otra parte”, agrega.
Hacia el final de la charla, Miatello pide por favor, que quien lea esta nota difunda el proyecto. “En tiempos donde hay una presión por estar y mostrarse feliz, donde llorar parece que es pecado; lo que hacemos consiste en explicar que es normal sentirse mal y que nadie debe sentir culpa por eso. Mucho menos en este contexto”, cierra.