
La mirada de los especialistas diverge en cuanto a las causas: por un lado, aseguran que la crisis que se vive en el país pueden explicar las elevadas cifras, pero, por el otro, relativizan este aspecto y señalan que se debe a que hay más casos de trastornos de ansiedad.
Según la titular de la Dirección de Farmacología, Cecilia Orueta, en el 2018 hubo un consumo de 3.270.000 unidades frente a las 3.611.300 pastillas de ansiolíticos de este año.
Los registros fueron extraídos de los principales efectores públicos de la provincia (sin tener presente el Hospital Humberto Notti), los hospitales monovalentes, como El Sauce y el Carlos Pereyra, y de los centros de salud de referencia.
A la hora de desmenuzar y entender las causas por las que la gente sigue consumiendo cada vez más este tipo de psicofármacos, algunos especialistas explicaron que está vinculado con la crisis que atraviesa el país.
«La relación es directamente proporcional. Mientras más crisis económica hay en el país, más mal está la sociedad y acude a este tipo de fármacos para calmar su estrés y ansiedad, por ello el aumento desmedido en el consumo», manifestó Sergio Saracco, el jefe del departamento de Toxicología del Ministerio de Salud de Mendoza.
El especialista manifestó que tener las necesidades básicas insatisfechas, la inseguridad laboral reinante, entre muchos factores más, contribuyen a que la gente caiga cada vez más en este tipo de psicofármacos para abstraerse de la realidad en la que está sumida. «Por lo general son personas que padecen depresión o algún tipo de inestabilidad emocional», confió el médico.
Frente a lo expuesto por Saracco, el psiquiatra Manuel Vilapriño refutó: «No se puede seguir creyendo que por la situación económica que atraviesa el país la gente consume psicofármacos. El aumento no es novedoso viene desde hace años y tiene que ver con un claro aumento de los trastornos de ansiedad. Tasas que van del 12% al 18%; incluso, que se relacionan con la depresión que, en Argentina, va del 5% al 8%, cifra realmente elevadas”
Vilapriño manifestó que el crecimiento de esas patologías explica el consumo progresivo de los psicofármacos, y sostuvo que es necesario buscar otros aspectos sociales por los que las personas caen en este flagelo.
El psiquiatra recalcó que hay una tendencia a que las mujeres sean las que más consumen este tipo de medicamentos, pero también apuntó un detalle no menor: entre 45% y 80% de esos ansiolíticos no son prescriptos por los especialistas.