Lo resolvieron tres magistrados. Es por la interna que había entre distintas salas por quién debía llevar el expediente por las anotaciones de Oscar Centeno y las causas que anexó Bonadio.
El caso de los cuadernos, finalmente, se quedará en la Sala I de la Cámara Federal de Casación. La presidenta del cuerpo, Ángela Ledesma, junto a sus colegas Alejandro Slokar y Carlos Mahiques, resolvieron en un plenario que en el expediente que se abrió por las anotaciones de Oscar Centeno sigan interviniendo los jueces Ana María Figueroa, Daniel Petrone y Diego Barreoetaveña, de la Sala I, indicaron a Infobae fuentes judiciales.
La Sala I es la que ya venía interviniendo. Allí se anuló hace dos semanas la prisión preventiva de Cristina Kirchner y también se dictó el fallo que permitió las excarcelaciones del ex ministro Julio De Vido y de su mano derecha, Roberto Baratta. Todavía quedan pendientes una serie de cuestionamientos a la causa que encabezó el fallecido Claudio Bonadio.
Mientras tanto, la Sala III mantendrá en sus manos las causas ligadas a los cuadernos. Y Sala IV permanecerá con el expediente por el enriquecimiento ilícito de Julio De Vido y su familia.
De esta manera, Casación viene a terminar con la insólita polémica que se generó alrededor de la causa de los cuadernos y sus anexas y que generó una disputa entre jueces en donde no se sabía quién iba a quedar a cargo de la revisión de las causas ligadas a la vicepresidenta Cristina Kirchner, el ex ministro De Vido y los empresarios y ex funcionarios que se arrepintieron cuando aparecieron los cuadernos del remisero de Roberto Baratta.
La resolución fue firmada por Ledesma, Slokar y Mahiques. Fueron solo ellos, porque son los únicos que no habían quedado en conflicto por el reparto de causas del megaexpediente de los cuadernos. Es que mientras la Sala I recibía los planteos de las defensas y disponía audiencias por los cuadernos, la Sala III –con la intervención de Liliana Catucci, Eduardo Riggi y Guillermo Yacobucci– la notificó de que tenía en sus manos expedientes ligados a esa causa y por lo tanto les pedía que se los mandara.
Sala I rechazó el pedido y avanzó. Sin embargo, hace unas semanas, Sala III descubrió una nueva causa, la del enriquecimiento de De Vido, que se sumó mucho tiempo después a la causa de cuadernos y que estuvo en manos de Sala IV. Por eso le mandaron todo a ellos. Los jueces de Sala IV Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos lo rechazaron. Sala III decidió entonces que se convocara a un plenario. Pero solo podían intervenir allí los jueces que no se encontraran involucrados: Ledesma, Slokar y Mahiques.
Tras analizar la cuestión, la resolución entendió que la Sala III no explicó por qué podría correrse «algún riesgo de incurrirse en sentencias contradictorias”. “Tampoco se realizó un análisis que arroje certeza acerca de la actual identidad de los objetos procesales en las distintas actuaciones, en la situación de cada uno de los diferentes procesos, así como tampoco del hipotético perjuicio que derivaría de la tramitación, por el momento, de las causas en distintas sedes de este tribunal”, se afirmó. Por eso, “a los fines de salvaguardar la más pronta y eficiente administración de justicia”, Casación determinó que “habrá de seguirse la tramitación de los procesos en las salas donde se encuentran radicadas”.
El fallo también implica un respaldo a lo que la Sala I ya había hecho. Es que si los jueces que habían intervenido no eran los que correspondían, cualquiera de los afectados podría haber usado ese argumento para impugnar las decisiones ya dictadas en el expediente por las anotaciones de Centeno.
La de mayor relevancia política fue el 10 de febrero pasado. Fue cuando la Sala I afirmó que no existen riesgos procesales que justifiquen una medida que prive de la libertad a la vicepresidenta Cristina Kirchner. Eso hizo caer todas las prisiones preventivas que pesaban sobre la ex jefa de Estado. Ya en diciembre había cesado su preventiva en la causa del Memorándum con Irán.
El 13 de diciembre, además, la Sala I había abierto la llave para que Julio De Vido y Roberto Baratta pudieran salir de la cárcel, tal como ocurrió esa misma noche. Es que anularon una decisión del Tribunal Oral Federal 7, que había rechazado la excarcelación de los ex funcionarios en el caso Cuadernos de la Corrupción, y la obligaron a expedirse teniendo en cuenta las nuevas reglas del Código Procesal Penal sobre las prisiones preventivas.