El grupo de desconocidos realizó una pintada para reivindicar a Anahí Salcedo, la joven que terminó desfigurada tras poner una bomba en el cementerio de Recoleta.
«Policía, policía, ¡vos sos el comisario!», gritaba un joven con la cara tapada y lentes de sol en la Plaza Congreso. Otros 20 como él lo acompañaban en su retirada: un grupo de personas que los repudiaban y superaban en número forzaron su salida con una corrida de la marcha contra el G20 a pocos minutos de su cierre con la lectura de un documento a cargo de Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo.
El joven de capucha y lentes no iba a irse sin intentar ganar: trató de robarle la cámara a un camarógrafo, sin éxito. «Izquierda, derecha, ¡la misma mierda!», gritaba uno en el grupo. Poco antes, en una persiana de un local cerrado, escribieron: «Fuerza Anahí, la pólvora te vengará». El mensaje era una clara reivindicación para Anahí Esperanza Salcedo, la joven anarquista que terminó desfigurada y en terapia intensiva luego de queplantara una bomba en la tumba del jefe de policía Ramón Falcón en el cementerio de Recoleta.
En medio del tumulto, un hombre se cruzó en un entredicho con un grupo de jóvenes que pasaba a cara descubierta. Así, el hombre recibió una patada que no pasó a mayores, el único incidente junto a la corrida en una marcha con ocho detenidos y sin disturbios.
Los grupos anarquistas habían emitido un comunicado en el portal Contra Info sin firma ni adjudicación en donde invitaban a la solidaridad entre grupos libertarios y a que «se prenda fuego» la cumbre del G20. Sin embargo, reconocían el fuerte operativo de más de 2 mil efectivos de fuerzas federales: «Reivindicamos la acción directa, en todas sus formas y maneras, llamando a la solidaridad para mostrar un repudio mayor, ya que el epicentro de Buenos Aires estará completamente blindado y vigilado como para manifestarnos, siendo el lugar del encuentro completamente inaccesible siquiera para gritarles ‘Fuera'», aseveró el documento.
El grupo Fogoneros, una agrupación marxista oriunda de esta ciudad que reivindica desde su nombre a los piqueteros originales del sur argentino de fines de los ’90, también marchó a cara tapada pero sin incidentes: el movimiento formaba parte de las adhesiones originales a la convocatoria.