Despelote: memorias en blanco y negro que saben a infancia
Nos metemos en la piel —o mejor dicho, en los botines— de Julián, un chico de ocho años que transita con naturalidad escenarios que nos resultan familiares: la casa, el colegio, las calles del barrio y un parque que parece guardar secretos del pasado. Desde una perspectiva en primera persona y con controles simples (por ejemplo, espacio para saludar, clic para patear en PC), el juego nos propone recorrer un entorno cotidiano donde todo parece transformarse en pelota. Desde pelotas reales hasta botellas, cualquier cosa puede volar si alguien mayor aún no nos quitó el juego de las manos.
Jugar con el alma, más que con los dedos
La propuesta jugable de despelote se apoya en una simplicidad funcional: caminar, patear y saludar. Aunque pueda parecer básico, lo que propone tiene una carga emocional inesperada. El gesto de saludar (tecla espacio o botón X en PS5) no es solo una acción mecánica, sino una forma de conectar con quienes nos rodean. Cada niño, cada vecino, incluso los animales, reaccionan con una calidez que despierta recuerdos dormidos.
Las interacciones se sienten genuinas. Las voces, grabadas con naturalidad notable, suman un tono realista y cercano, potenciando una narrativa que parece sacada de nuestras propias memorias. Cada rincón tiene una historia. Cada objeto evoca una época.

Una estética minimalista al servicio de la memoria
Visualmente, el juego opta por una estética monocromática tipo 1-bit. Manchas blancas bien definidas resaltan los elementos interactivos, como si se tratara de recuerdos vagos pero potentes. Es una elección artística que refuerza la atmósfera nostálgica: lo que vemos no está del todo claro, pero sí profundamente sentido. despelote no nos empuja por un camino ni nos exige cumplir objetivos; nos invita a pasear por vivencias prestadas que se sienten curiosamente propias.
Breve, pero inolvidable
Podés terminar despelote en unas dos horas, pero su huella es mucho más duradera. Al llegar al final, uno siente que fue parte de algo íntimo. Como si hubiéramos leído el diario personal de alguien, pero con imágenes, sonidos y emociones. Es una experiencia sencilla, pero ejecutada con tanta honestidad que deja una marca.
Lejos de las estructuras clásicas de los videojuegos, esta obra apuesta por un ritmo tranquilo, por una narrativa que no grita pero se queda, y por un diseño que privilegia la conexión emocional por sobre la espectacularidad.
Un tesoro digital nacido en Latinoamérica
Gracias a Big in Latam accedimos a esta joya mediante un código de Steam. Y sinceramente, nos alegra haberlo hecho. despelote es prueba de que los videojuegos también pueden ser espacios para contar historias pequeñas, locales y profundamente humanas. Es una obra valiente, creativa y, sobre todo, honesta.
Los desarrolladores Julián Cordero y Sebastián Valbuena, junto con la editorial Panic, celebran el lanzamiento de esta obra única, ya disponible para PC, PlayStation 4/5 y Xbox Series X|S.
Lo que ofrece despelote:
- Una historia semiautobiográfica con tintes melancólicos y momentos de ensueño.
- Un entorno urbano rico en detalles, con múltiples interacciones y situaciones para explorar.
- Un balón de fútbol con física realista que se disfruta desde una vista en primera persona.
- Personajes entrañables que mantienen diálogos auténticos y con humor.
- Audio y material visual capturados en Ecuador, que refuerzan la identidad del lugar.