Una investigación realizada por Great Place to Work analiza la percepción de los colaboradores ante un escenario que impactó en el trabajo en todo el mundo. Por qué es vital que se actualicen y qué sucederá si no lo hacen.
En un mundo que se encuentra atravesando un profundo cambio del cual aún no se puede vislumbrar cuándo ni de qué módo emergerá, resulta fundamental que las organizaciones tengan la capacidad de adaptarse y transformarse de forma de poder seguir operando de manera exitosa en los tiempos venideros.
Y es que con el coronavirus COVID-19 se están observando señales tempranas de un cambio en el comportamiento de los consumidores y las empresas. Algunos de estos cambios son respuestas directas a corto plazo a la pandemia y volverán a niveles normales una vez que se contenga el COVID-19. Sin embargo, otros cambios continuarán y transformarán a las empresas en las próximas décadas.
Frente a este escenario, el concepto de “agilidad” se ha convertido en uno de los más importantes para el mundo organizacional en estos últimos tiempos, pero, ¿qué significa exactamente? La agilidad organizacional es la capacidad de una organización para renovarse, adaptarse y reconocer rápidamente las oportunidades que se presentan en el mercado, con el principal objetivo de tener éxito en un ambiente en constante cambio, incierto y turbulento, mejorando su efectividad y productividad en todos los ámbitos y situaciones.
¿Cómo logran esto las organizaciones? Deben contar con dos elementos principales: por un lado, tener la mentalidad apropiada y, por otro lado, contar con las herramientas y procesos adecuados para responder rápidamente a las necesidades del negocio.
Una investigación realizada por Great Place to Work llamada Agilidad: habilidad para adaptarse al cambio, con respuestas de 39.552 colaboradores de más de 80 organizaciones de distintos tamaños e industrias, reveló que el 27% de las empresas se encuentran trabajando con metodologías ágiles, un 43% manifiesta no estar trabajando de esta manera, mientras que un 30% desconoce si en su organización se utilizan este tipo de metodologías.
Por el contrario, entre los Mejores Lugares para Trabajar aumenta significativamente al 43% los colaboradores que afirman estar trabajando con metodologías ágiles en sus organizaciones, frente a un 33% que expresa no estar usando estas metodologías y un 24% que no sabe si se están utilizando.
¿Cómo impacta esto en la percepción que tienen los colaboradores acerca de cuán excelente es su lugar de trabajo?
En las empresas del mercado, los empleados que manifiestan trabajar con metodologías ágiles tienen un 79% de percepción positiva acerca de sus lugares de trabajo, mientras que la percepción positiva entre quienes no trabajan con metodologías ágiles desciende al 56%. En los Mejores Lugares para Trabajar se observa un 91% entre quienes trabajan con estas metodologías y 13 puntos por debajo se encuentra la percepción de aquellos que manifiestan no trabajar con metodologías ágiles.
Por último, y con relación a los principales elementos que componen la agilidad organizacional, ¿cómo impacta este modo de trabajar en la percepción acerca de la mentalidad para responder a los cambios que debe enfrentar el negocio?
Se observan diferencias similares a las que encontramos en la pregunta anterior. En el mercado, un 72% de colaboradores que trabajan con metodologías ágiles considera que su empresa tiene la mentalidad adecuada para responder a los cambios que debe enfrentar el negocio, mientras que esta percepción desciende 18 puntos entre aquellos que no están trabajando con estas metodologías. Entre las empresas del ranking de Las Mejores, la percepción es más favorable pero la diferencia es similar, con 16 puntos de distancia entre quienes trabajan con metodologías ágiles y quienes no lo hacen.
Otro de los hallazgos de la investigación es que para muchas organizaciones, ser más ágiles implica un cambio significativo en cómo los directivos y los líderes gestionan el negocio. A fin de cuentas, ellos serán el factor que defina si la organización cuenta con una cultura ágil.
¿Qué pasará con el famoso “día después” de la pandemia?
Todo indica que las organizaciones deberán aggiornarse, ser creativas e innovadoras para poder dar respuesta a las nuevas necesidades del mercado. En algunos casos habrá que repensar y reformular absolutamente todo el negocio ¿Quiénes estarán en condiciones de hacerlo? Aquellas organizaciones que cuenten con la agilidad necesaria.
Como conclusión, si una organización aspira a ser ágil, en su cultura debe existir la mentalidad apropiada pero además debe contar con las herramientas y procesos adecuados. En este sentido, la implementación de la tecnología es clave.
El coronavirus ha cambiado para siempre muchos aspectos del mundo tal y cual lo conocemos. Uno de ellos es la forma en que las organizaciones competirán en la próxima década. Aquellas que tengan la agilidad y flexibilidad necesaria y elijan capitalizar estos cambios serán las que tendrán mayor éxito.