Más allá del vídeo en el que un grupo de líderes se burlan supuestamente del mandatario estadounidense, el jefe de la Casa Blanca conserva toda la fuerza de su ego.
Basta con ver el video en el que un grupo de líderes se burlan supuestamente de Donald Trump para entender que las relaciones entre algunos miembros de la OTAN y Estados Unidos no pasan por su mejor momento.
Todo indica que el presidente estadounidense ha perdido ese carisma incondicional de los primeros tiempos de su gobierno, que lo hacía invulnerable a cualquier tipo de críticas, cuando se discutía el rumbo que debía tomar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Aun así, el jefe de la Casa Blanca conserva toda la fuerza de su ego.
En la cumbre de la OTAN de esta semana en Londres, por otra parte, fue el presidente francés Emmanuel Macron quien pareció asumir un rol más activo que la canciller alemana, Angela Merkel, enfrentándose a un Trump que estaba lejos de aceptar cualquier tipo de broma.
Antes de la reunión, la jefa del gobierno alemán había asegurado que la Alianza Atlántica debe preservarse porque Europa aún no es capaz de defenderse sola, concepto que la aleja del proyecto de defensa europeo que busca Macron.