Tras el anuncio del Gobierno, de frenar las exportaciones al maíz hasta el 1 de marzo, la “Mesa de Enlace” está definiendo “cuáles serán los pasos a seguir”.

Desde que el Gobierno Nacional anunció el cese de las exportaciones al maíz hasta el 1 de marzo, los productores agropecuarios temen que suceda lo mismo con el trigo y la carne, por eso la “Mesa de Enlace” está definiendo cuáles serán los pasos a seguir. Entre las que se destacan, asambleas y un paro con retención de carga.
De hecho, cuando el pasado miércoles se conoció esta decisión, se generó el rechazo de las diversas entidades agrarias: “Es una medida que va en sentido contrario de lo que esperábamos, y del sentido común”.
Jorge Chemes, Presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) señaló: “Ruralistas del interior del país ya comenzaron un paro”. Al mismo tiempo, en Bell Ville (Córdoba), Pergamino (Buenos Aires), cerca de Rosario y Amstrong realizaron asambleas rechazando la resolución y presionando a la “Mesa de Enlace” para que convoque una medida de fuerza.
Cabe destacar que este anuncio no solo enojó, sino que sorprendió a la “Mesa de Enlace” que mantenía la esperanza de tener una buena relación con el Gobierno. Es más, por lo bajo “acusan” a la Vicepresidente, Cristina Kirchner de ser la ideóloga de esta decisión, ya que pidió cuidar la mesa de los argentinos, pero para Daniel Pelegrina Presidente de la Sociedad Rural es al contrario: “No se abaratarán los costos, al contrario va a haber desabastecimiento”. “Los ánimos están caldeados”, explica Pelegrina, quien agregó que “De la cosecha anterior de maíz restan uno US$800 millones”.
Crítica de los productores agropecuarios
“Cristina no deja que Alberto gobierne”, manifestó un productor agropecuario, que además teme que sucede lo mismo que sucedió en 2008 con la “125”. “No somos el enemigo”.
Es más, una encuesta lanzada por Amplificagro reveló que cerca del 88% de los consultados criticó el clima política y el cese de la exportación de maíz “Afianza la grieta entre el campo y el Gobierno”. Paradójicamente, el factor menos negativo es el climático.
De hecho, hay mucho interés por el maíz, así lo definió Pelegrina: “Es un cultivo excepcional, porque permite el desarrollo local”. “Si uno obtiene muchos kilos de maíz lo transformará en zona de cultivo de leche, huevos, carne vacuna, porcina, aviar y hasta en biocombustible”.
Sin duda, el año pasado la pandemia y la sequia hicieron estrago en el campo. Un detalle de color, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, que es conocida como tierra fértil, implantar una hectárea de soja vale US$293, mientras que sembrar maíz vale US$482.
Este abrupto cese a las exportaciones de maíz, viene de la constante insistencia del sector industrial avícola, ya que pidió salir de los precios máximos, dado que el maíz en julio valía $9.000 la tonelada, con los precios internaciones escaló a $19.000. En tanto, la soja salto en ese tiempo de $14.000 a $27.000, además ante el indicio de mayores precios, el dueño del maíz lo ve como una bitcoin, que no quiere desprenderse. “Una vez que se consigue, hay que pagarlo en efectivo. Hace 45 días que no se puede completar la fórmula del alimento balanceado como se debe con el 63% del maíz, ahora se utiliza el 43%”.