Sabemos que el sobrepeso es una enfermedad crónica provocada por un estilo de vida poco saludable, en el cual sobresalen el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios
Si nos ponemos a observar bien pareciera que son las únicas causas, sin embargo también tiene origen en los problemas emocionales.
El problema que se suscita no es que comemos porque tengamos que comer, alimentarnos o nutrirnos, sino que estamos comiendo porque tenemos que llenar un vacío de frustración, de exceso de responsabilidad, de rabia, tristeza o angustia. Constantemente y sin registrar este habito que vamos construyendo día a dia, utilizamos la comida como una tapa para las emociones.
Cuando hablamos de la grasa, nuestro cerebro traduce como que es protección, la emoción consciente o inconsciente de sentirse abandonado o agredido es la principal causa del sobrepeso.
La grasa acumulada en el cuerpo es una solución biológica de adaptación que te ayuda a sobrevivir.
Esta se acumula cuando necesitamos ser vistos, reconocidos, fuertes, protegernos del frio, de los ataques y también para tener reservas en tiempos de carencia o de abandono.
siempre hemos oído casos de personas que haciendo «sacrificios» no consiguen adelgazar o que si adelgazan después recuperan su peso inicial al cabo de muy poco tiempo, también hay personas que comen mucho y nunca engordan y personas que comiendo lo mismo pueden engordar hasta varios kilogramos en cuestión de muy pocas semanas.
Hay una razón poderosa detrás de la acumulación de grasa, y es una razón biológica adaptativa a un tipo de conflicto ya sea real o simbólico. Siempre las emociones que sentimos son las que nuestro cuerpo va a interpretar como reales.
Vemos que las principales causas del sobrepeso es por una sensación de sentirnos abandonados, puede que no estemos realmente abandonados, ciertamente nos sentimos abandonados, nuestro cuerpo hará todo lo necesario para ayudarnos a sobrevivir. Existen otras causas como sentirnos agredidos por los demás o por nosotros mismos, para protegernos de las agresiones, nuestro cuerpo acumulará grasa.
De la misma manera, así como dejar de comer es respuesta a un trastorno alimenticio, comer impulsivamente puede responder a malas experiencias en el pasado, como alguna situación de violencia o hambre.
Citamos un ejemplo, cuando la gente come todo el plato siempre es por miedo a que les vaya a faltar, eso es lo que detona en nuestro cerebro, por ello, siempre es recomendable que cuando se tenga un plato de comida se le informe al cerebro que no está obligado a comer todo.
Recomendaciones
Lleva un diario de comidas. Anota lo que comes, cuánto comes, cuándo comes, cómo te sientes cuando comes y cuánta hambre tienes.
Domina el estrés. Si el estrés contribuye a la alimentación emocional, prueba con técnicas de control del estrés, como yoga, meditación o respiración profunda.
Analiza si realmente tienes hambre. Si comiste hace sólo unas horas y el estómago no te hace ruido, es probable que no tengas hambre.
Busca apoyo. Eres más propenso a caer en la alimentación emocional si careces de una buena red de apoyo. Apóyate en tu familia y amigos o considera unirte a un grupo.