
Más de dos años después del comienzo de la investigación, esta mañana comenzó el histórico juicio por los abusos contra chicos hipoacúsicos ocurridos durante años en el Instituto Próvolo de Luján de Cuyo. Mañana comenzarán a declarar testigos y víctimas.
En el banquillo de los acusados se sentaron los sacerdotes Nicola Corradi (83) y Horacio Corbacho (59), y el ex jardinero del establecimiento, Armando Gómez (49). Durante la primera jornada, los acusados fueron identificados y debieron escuchar la lectura de las acusaciones que pesan en su contra luego de que se constituyera el tribunal colegiado, conformado por los jueces Carlos Díaz, María Alejandra Ratto y Mauricio Juan.
Son 28 los hechos por los que están imputados los acusados y que fueron leídos durante esta primera jornada. Sobre Corbacho recaen la mayor cantidad de acusaciones y las imputaciones más graves. El sacerdote está acusado de 16 hechos, entre ellos varios abusos con acceso carnal (violaciones) y gravemente ultrajantes, agravados por ser el encargado de la guarda de las víctimas, por ser ministro de culto y por tratarse de menores de 18 años de edad.
Corradi y Gómez están acusados de 6 hechos cada uno. Entre ellos figuran abusos sexuales simples, abusos gravemente ultrajantes, corrupción de menores y abusos sexuales con acceso carnal, también agravados por ser encargado de guarda y ministro de culto en el caso de Corradi.
Familiares y amigos de los 11 ex alumnos del colegio religioso lanzaron fuertes críticas a la Iglesia y se mostraron esperanzados en que haya una sentencia justa.
Con una mezcla de sentimientos y emociones encontradas, en el primer día del juicio por los abusos sexuales en el instituto Próvolo de Luján de Cuyo, los integrantes de la Red de Apoyo a los sobrevivientes se manifestaron en el ingreso del tribunales con un fuerte pedido de justicia y críticas por el accionar de la Iglesia Católica.
Ariel el papá de una de las jóvenes victima recalcó que «la Iglesia siempre quiso ocultar lo que venía pasando en el Próvolo. Nicola Corradi vino a Mendoza para tapar lo que había hecho en Italia y en La Plata. Nosotros vamos a seguir luchando y tenemos expectativa de que sea una sentencia justa».
Otro de los familiares también subrayó que los alumnos tenían prohibido utilizar el lenguaje de señas. «No sólo les hicieron lo que les hicieron, haciéndolos ver situaciones que no eran para su edad y encima, les quitaron la posibilidad de usar su lenguaje. Estamos tranquilos y queremos que todo este se termine».