La noche del sábado 17 de mayo quedará grabada en la memoria de los miles de fanáticos que colmaron el Estadio Obras. Stone Temple Pilots, leyenda indiscutible del rock, regresó a Buenos Aires y desató una tormenta sónica que reafirmó su lugar como una de las bandas más importantes e influyentes del género.

Desde el primer riff, la energía fue palpable. La banda, con Jeff Gutt entregado en la voz, Dean DeLeo destilando maestría en la guitarra, Robert DeLeo marcando el pulso con su bajo sólido y Eric Kretz implacable en la batería, ofreció un recorrido electrizante por su discografía. Clásicos atemporales de Core se entrelazaron con la intensidad melódica de temas más recientes de Perdida, demostrando la versatilidad y la continua vigencia de su sonido.
El público, entregado desde el inicio, coreó cada estrofa, transformando el recinto de la Avenida del Libertador en un coro masivo que celebraba la potencia del grunge y el hard rock. La conexión entre la banda y sus seguidores argentinos fue magnética, palpable en cada mirada y cada gesto desde el escenario.
La velada había comenzado con la fuerza de Kill Flora, quienes prepararon el terreno con una propuesta musical potente y bien recibida por la audiencia.
Este concierto significó una nueva muestra del profundo lazo que une a Stone Temple Pilots con Argentina. Tras su visita al Teatro Vorterix en 2022, la banda elevó la apuesta y dejó en claro que su música sigue resonando con fuerza en el público local.
Conmovidos por la respuesta, Stone Temple Pilots compartió un mensaje lleno de afecto en sus redes sociales:

“Buenos Aires… Amamos haber compartido esta noche con TODOS ustedes. Gracias por su FUEGO y por hacer que la noche fuera increíble. ¡LOS AMAMOS!”
La presentación en Obras no fue solo un concierto, sino una celebración de la historia del rock y la perdurabilidad de una banda que continúa dejando una marca imborrable.