El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años, según ha anunciado el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano. La Santa Sede lo ha hecho público a las 9.52 con un comunicado: “Hace poco, su eminencia, el cardenal Farrell, ha anunciado con tristeza la muerte del papa Francisco, con estas palabras: ‘Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7,35 de esta mañana el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.
El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires en 1936, falleció este lunes en Roma a los 88 años, según confirmó el Vaticano. Su muerte marca el fin de un pontificado que rompió con numerosas tradiciones e impulsó reformas profundas en la Iglesia católica.
Elegido en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, Francisco fue el primer papa latinoamericano, el primero no europeo desde el siglo VIII, el primer jesuita en llegar al trono de San Pedro y el primero en tomar el nombre de Francisco.

La salud del pontífice se había visto deteriorada en los últimos años. En 2021 fue sometido a una operación para extirparle 33 centímetros de intestino por una diverticulitis. A raíz de aquella cirugía, sufrió complicaciones en una rodilla que lo obligaron a desplazarse en silla de ruedas y a renunciar a intervenciones quirúrgicas adicionales.
En marzo de 2023 fue hospitalizado por una infección respiratoria. Desde entonces, sus internamientos y pausas en la agenda se hicieron cada vez más frecuentes. En febrero de 2025, una bronquitis lo mantuvo recluido en su residencia, y aunque desmentía rumores sobre enfermedades graves como el cáncer, su estado físico ya era motivo constante de atención.
El papa Francisco imprimió a su pontificado un carácter reformista y comprometido con las causas sociales. A pocos días de asumir, viajó a Lampedusa para denunciar el drama migratorio en el Mediterráneo. Se convirtió en una figura que habló sin ambages sobre los grandes temas de la humanidad: la pobreza, la migración, la crisis climática, la corrupción y la desigualdad.
Convocó en 2019 una histórica cumbre antipederastia con obispos de todo el mundo y aprobó el decreto Vos estis lux mundi, que equipara el encubrimiento de abusos con los propios delitos sexuales cometidos por clérigos. También impulsó una política de mayor transparencia financiera en el Vaticano y promovió controles más estrictos contra la corrupción, como el decreto de 2021 que prohibía que la Curia recibiera regalos mayores a 40 euros.
Si bien reconoció los derechos de las personas homosexuales y pidió que no fueran marginadas, mantuvo la postura tradicional de la Iglesia frente al matrimonio igualitario. “
Francisco se convirtió en un actor influyente en la escena internacional, abogando por la paz, la memoria histórica y la justicia social. Fue crítico con la violencia machista, la trata de personas y los muros que excluyen a los migrantes. En España, pidió coherencia a los católicos que rechazaban la inmigración: “Leed el Evangelio y sed coherentes”.
Su visión sobre los conflictos armados también generó debate. En el marco de la guerra en Ucrania, dijo que “cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van, debes tener el coraje de negociar”, lo que fue interpretado como una posible sugerencia de rendición, aunque luego matizó que “negociar no es rendirse”.
Con su fallecimiento, se abre ahora un periodo de sede vacante, tras el cual se convocará al cónclave que elegirá al papa número 267 de la historia. La Santa Sede anunciará en los próximos días los preparativos de ese proceso.