Desde que comenzó la cuarentena el 20 de marzo, nos llenamos de incertidumbre y por momentos de temor, porque desde ese entonces estamos bajo un contexto de aislamiento producto de la pandemia que todavía tiene en vilo al mundo.

A más de 100 días de cuarentena nos inunda una sensación de que el tiempo está detenido, porque nuestras vidas pararon, cambiaron. Muchos trasladaron sus trabajos a la casa, los alumnos se fueron de las aulas, y el contacto con nuestros seres queridos sigue siendo en parte a través de una pantalla.
Aún debemos estar aislados, tomando distancia social y con barbijos. La pregunta seguro es hasta cuándo, pero la respuesta no la tenemos, quizás sí, una posible solución y es cumplir con todos los recaudos para cuidarnos y que ésta pandemia no nos gane.
Seguir en cuarentena puede atentar contra las economías, sociedades e individuos, pero también puede destruir el virus, el causante de este mismo estado en el que nos encontramos.
Mientras tanto estamos en pausa, solo por unos momentos más, para luego volver a la normalidad del contacto, de lo presencial, y del correcto funcionamiento de la sociedad toda. Y seguro con mayor conciencia de que el esfuerzo valió la pena.
Hoy me surgen dos ideas para poner en práctica y los invito a sumarse:
1-Pongamos un alto en el camino y revaloricemos lo hecho, que es mucho.
2-Proyectémonos al futuro pero con todo lo aprendido.
Estoy segura que mejoraremos como personas y como sociedad, a pesar de esta pausa, por cuarentena que nos inunda -reitero- de la incertidumbre propia de la pandemia del coronavirus.