El infectólogo Osvaldo Teglia analiza este momento de crisis pandémica de COVID-19 desde su origen y responde cuáles son las principales fortalezas que tenemos como sociedad para enfrentar esta amenaza mundial.
La pandemia por un nuevo coronavirus surgido en China comenzó en noviembre de 2019 en un mercado de venta de animales muertos y vivos de la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China. Desde ese entonces, el virus clasificado SARS-CoV-2 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha esparcido en los 194 países registrados por la entidad sanitaria mundial, infectando con la nueva enfermedad COVID-19 a más de medio millón de personas y causando la muerte de más de 26.000 almas.
El virus, por sus propias características, necesita trasladarse a distintos organismos para sobrevivir, por eso las medidas de autoaislamiento y cuarentena son realmente efectivas para detener su proceso de contagio y expansión.
Y mientras los contagios se multiplican, también lo hacen las noticias que consumimos y la información médica disponible. Un exceso de la misma y la forma de comunicarla pueden alarmar, ocasionando un impacto emocional negativo, sin embargo es sumamente necesaria, ya que activa “la participación de la comunidad”, considerada un pilar fundamental en el control de la pandemia.
El doctor Osvaldo F. Teglia, Profesor Adjunto a Cargo de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral respondió a Infobae una serie de particularidades respecto del nuevo virus y las preguntas más importante que nos hacemos sobre la duración de esta pandemia, las medidas de autoaislamiento y cómo será el día después del cese de esta crisis sanitaria mundial.
«Los primeros casos de neumonía severa de origen no conocido se notificaron en China el 31 de diciembre de 2019 y ya el día 9 de enero se identificó un virus de la familia de los coronavirus como agente responsable. El 23 de enero, China declaró la cuarentena y confinamiento social a millones de personas en distintas ciudades. Fue la cuarentena más grande de la historia y un elemento crucial en el control de su epidemia, sólo comparable al confinamiento que sufría la gente por las epidemias de peste durante la edad media. La palabra ´cuarentena´ se origina de la frase italiana de aquella época: quaranta giorni, que significa “cuarenta días”, explicó Teglia.
Y agregó que el genoma (material genético) estuvo disponible pocos días después y fue compartido vía internet a la comunidad científica internacional. “Los análisis genéticos confirmaron que el nuevo coronavirus estaba emparentado con el coronavirus de murciélagos. El 16 de enero, se dispuso de técnicas de biología molecular o PCR (por sus siglas en ingles: Polymerase Chain Reaction) para el diagnóstico. Por lo que se espera que se dispondrá pronto de un primer test rápido y sencillo basado en la detección de anticuerpos frente al coronavirus en sangre en 15 minutos, algo ideal para la atención primaria”, amplió el especialista.
¿Cómo se enfrenta la ciencia a esta pandemia de coronavirus?
Se estima transitamos un momento único en la historia de la ciencia y la cooperación científica, pudiendo consultarse más de 250 artículos en PubMed sobre COVID19 o SARSCov2 -mientras que cuando ocurrió la epidemia del virus SARS en 2003 se tardó más de un año en obtener menos de la mitad de esa cantidad de artículos. Esta secuencia de datos de avances en el conocimiento y como fue compartido con inmediatez a la comunidad científica mundial deberían traer confianza, y permitir albergar esperanzas sobre la disponibilidad de efectivas vacunas y drogas antivirales en un futuro no muy lejano.
¿Cuál se su mirada respecto a China en la evolución de la pandemia?
China ha yugulado una de las epidemias más grandes de su historia y puede mostrar con orgullo y por primera vez desde que comenzó el brote, “que ya no registra nuevos casos de contagios autóctonos”. La Comisión Nacional de Sanidad de China informó que los 34 casos diagnosticados en todo el país durante el 18 de marzo pasado fueron “importados”, es decir de personas procedentes de otros focos de la pandemia fuera del territorio chino.
Corea de Sur, Singapure, Taiwan y Hong Kong también muestran modelos exitosos en el control de la epidemia basados en la estrategia de realizar test diagnósticos masivos, incluso a asintomáticos. Vernon Lee, funcionario de enfermedades contagiosas del Ministerio de Salud de Singapur a dicho: “Queremos estar uno o dos pasos adelante del virus…Si lo persigues… siempre estarás en desventaja”. La intervención temprana con testeos generalizados, los múltiples laboratorios para el análisis de muestras y las cuarentenas obligatorias han sido la clave para frenar el virus en estas sociedades.
¿Y qué lugar ocupa Argentina en este momento?
Esta información debería aliviar la tensión internacional, sobre todo en países como la Argentina en donde hemos sido “últimos en la lista de afectación”, dándonos más tiempo para preparar oportunamente las estrategias más adecuadas e ir conociendo todos los avances científicos que se van suscitando referentes al virus y la enfermedad que ocasiona.
¿Qué esperamos de el aislamiento social preventivo?
El aislamiento social preventivo dispuesto por el gobierno es una medida difícil y compleja; pero oportuna. Fue tomada tan solo a 12 días después del reporte del primer caso en la Argentina. Cuesta reconocer precedentes de algo semejante en la historia reciente de nuestra patria; quienes llevamos algunos años en ella recordamos con “tristeza” la obligación de quedarnos en casa durante apagones nocturnos de ciudades enteras, en virtud de ejercicios de oscurecimiento ante eventuales ataques aéreos durante la guerra de Malvinas…pero hoy el clima es otro…la tristeza es reemplazada por “la solidaridad y la esperanza”, reflejadas en el clamor de aplausos nocturnos que se desatan cada noche, destinados a los héroes de esta pandemia “ los trabajadores de la salud”.
¿Por qué debemos tener esperanzas en la efectividad de esta medida?
Durante las epidemias existen tres tipos de individuos: los susceptibles que pueden contraer la infección, los que ya están infectados y los que se han recuperado y ya no son susceptibles de enfermarse. Al principio el número de casos infectados va aumentando, debido a que el número de susceptibles es alto. Con el paso del tiempo, el número de susceptibles va disminuyendo (porque se han curado, o se han inmunizado); repercutiendo en que haya menos gente para infectarse; así se va llegando al pico de la epidemia. En la medida que aumentan los infectados y los recuperados, el patógeno ya no puede transmitirse con tanta eficacia en la población y disminuye el número de casos. Imaginemos que entre los infectados y los recuperados le interponen un paredón humano al virus, resultándole a este más difícil ir tras los susceptibles que hayan quedado detrás de esta primera línea.
¿Son importantes las medidas de intervención para frenar la curva de contagios?
El objetivo no es que la gente no se infecte, esto tal vez sea inevitable de que ocurra, y muchos pasaremos formas más o menos leves de la enfermedad, sino que se retrase y reduzca el pico de la epidemia. El aislamiento colectivo, la detección y aislamiento de nuevas infecciones permiten tener grandes expectativas de “frenar/bajar la curva epidémica”.
Si cumplimos con el aislamiento social, probablemente será trascendente a la hora de asegurar una adecuada atención médica; sin que el sistema sanitario se sobrecargue o eventualmente colapse; hecho directamente relacionado con un pronóstico más favorable de la enfermedad. Depende de todos nosotros, y ese es el gran desafío que tenemos como comunidad, debemos respetarla al máximo, esta vez nuestra conducta colectiva es la vacuna contra Covid19..y su incumplimiento el principal aliado al virus.
¿El COVID-19 es grave?
Autoridades médicas mundiales y científicos expertos en virología y epidemiología hemos reiterado por estos días hasta el cansancio de que COVID-19 es una enfermedad leve, la mayoría se recupera y no afecta casi a los niños.
El Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC de China) publicó el estudio más grande desde que comenzó el brote e irrefutable por la representatividad de la casuística, con un alcance de una 73.314 casos. Sus hallazgos muestran que COVID-19 fue leve para el 81% de los pacientes y tuvo una tasa de letalidad general del 2.3%. Solo el 4.7% requirió cuidados críticos. Otros datos son que el 2.2% tenía menos de 20 años y que tan solo el 0.9% fueron niños menores a los 9 años. Cabe recordar que en la epidemia de gripe H1N1 en Argentina (2009) el 43% de los afectados se concentró en personas de edad escolar (5 a 18 años).
En comparación con los adultos, los niños fueron asintomáticos o presentaron síntomas mucho más leves. La gripe es especialmente frecuente y grave en menores de 2 años; quienes constituyen un grupo de riesgo de la enfermedad; y las embarazadas tienen mal pronóstico con la gripe o influenza comparado con mujeres de su misma no embarazadas. Ninguna de estas situaciones parecen ocurrir con el nuevo coronavirus. Este virus encontró a la población mundial “completamente vulnerable”. Es de preverse que en el futuro este quede relegado a una infección respiratoria más; situación similar a la gripe o influenza estacional; o incluso a otros coronavirus que causan hasta el 30% de los resfriados.
¿El porcentaje bajo de letalidad podría ser menor?
Prestigiosos epidemiólogos y publicaciones internacionales advierten que el conocimiento de la cantidad real de personas que se están infectando puede ser poco confiable, dado que -excepto Corea de Sur- no ha habido una evaluación a gran escala del contagio del virus en poblaciones asintomáticas. Es probable, de que por no conocerse la prevalencia real, se pierda la data de buena parte de las infecciones debidas al SARS-CoV-2. Un reciente estudio publicado en la revista Science (16 de marzo 2020) sobre la estimación de la prevalencia y el contagio de nuevas infecciones indocumentadas (asintomáticas) por SARS-CoV2 ha sido clave para comprender la prevalencia general y el potencial pandémico de esta enfermedad. Ruiyun Li y col. sugieren allí de que el 86% de las infecciones quedaron indocumentadas en China por ser asintomáticas – o sea que probablemente solo estemos viendo la punta del iceberg y no la pirámide entera. Dicho estudio revelo de que infecciones indocumentadas fueron responsable del 55% de infecciones documentadas (clínicamente evidentes).
¿Esta información es una buena noticia o no?
Por un lado el estudio acentúa la idea de que estamos frente a un agente de muy baja letalidad, algunas estimaciones razonables hablan de que la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus podría llegar a quedar en el futuro por debajo del 1%, y más baja que la de la gripe o influenza estacional, pero por otro lado subraya el potencial pandémico del virus y su facilidad de transmisión, reforzando la importancia de la detección de asintomáticos o con poco síntomas para mitigar la propagación de la infección, este sería el fundamento de la importancia de ampliar la detección de casos.
¿Cuáles son la fortalezas y debilidades del nuevo coronavirus?
El problema con el coronavirus SARS-CoV-2 es que es muy transmisible y, la población al no haber tenido contacto previo con él, no tienen inmunidad y, en principio, todos somos susceptibles de enfermarnos. No obstante presenta algunas debilidades que es bueno conocerlas para poner en práctica las medidas preventivas más importantes.
Posee una alta contagiosidad por vía respiratoria una vez que es expelido al toser o estornudar, ya que viaja suspendido por el aire un corto trecho de metro, metro y medio y se mantiene allí poco tiempo, necesitándose de un contacto estrecho y prolongado con una persona infectada para que se produzca contagio. Por ello es eficiente el distanciamiento social para controlarlo. Si bien desde ambiente también puede ser transmitido por las manos contaminadas al tocarnos la boca, nariz u ojos, este virus exhibe allí otra flaqueza ya que es muy vulnerable a desinfectantes comunes y al lavado de manos frecuente con agua y jabón o uso de gel alcohólico, una de las medidas más importantes para mitigar su propagación.
¿Cómo debería actuar la sociedad frente a esta pandemia?
La sociedad debería conservar tranquilidad y tener confianza en los profesionales idóneos intervinientes y en los organismos de salud pública involucrados, quienes están haciendo todo lo necesario para poner freno a la pandemia y tener presente que una de las medidas más importante en el control del brote es el compromiso, la participación activa de las comunidades y durante estos días el acatamiento estricto de las medidas de distanciamiento social impuesto.