Los repartidores son los nuevos protagonistas de un paisaje urbano en bicicletas y motos. Hay 3 grandes empresas que acapararon el mercado.
Desde un tubo de ensayo hasta las compras del supermercado o una simple remera; se puede encargar lo que uno requiera, siempre y cuando esté al alcance. Basta con ingresar desde el celular a la variedad de apps que brindan estos servicios, registrarse o permitir el acceso a través de Facebook y solicitar el pedido, a cualquier hora.
Con un sistema similar al de Uber, las innovadoras empresas ofrecen a particulares que presten su servicio de entrega en motos o bicicletas y, como contrapartida, se quedan con el costo total o parte del envío que abona el consumidor final. Es decir, ellos toman el pedido de gente que necesita algo y automáticamente los deriva a una red de cadetes «freelancers», que se ofrecen para realizar el «mandado».
Quien primero irrumpió en Argentina con esta modalidad fue PedidosYa, que en la actualidad conecta a millones de personas con más de 15.000 restaurantes con entrega a domicilio en 400 ciudades del país. Luego arribaron Glovo y Rappi, con sus servicios más abarcativos, donde incluyen productos como remedios, perfumes, documentos, envío de paquetes, además del clásico deliveryde comidas y bebidas, entre otras cosas.
Treggo, en cambio, es una aplicación desarrollada por argentinos que permite enviar paquetes o sobres en apenas dos pasos, donde se debe ingresar la dirección de partida y entrega, confirmar la cotización, y esperar que uno de los mensajeros, a los cuales les llegará la alerta del pedido, acepte la operación.
En diálogo con Crónica, Julián, trabajador de Rappi, explicó: «Por cada envío ganamos 35 pesos, que es lo establecido. De ahí en más corre mucho lo que la gente quiere dejar de propina. Y hoy en día no todos dejan, igual se entiende por la situación del país». Pero aclaró: «Conozco gente que trabaja de 12 a 14 horas por día de lunes a viernes, eso ya es inhumano».
En cuanto a su tarea, señaló: «En sí no está mal, lo que pasa es que tenés este cuadrado en la espalda (especie de conservadora) y no te dejan llevar una mochila normal. Te come la disponibilidad entera porque es un trabajo en el que cobrás en función de lo que trabajás y yo, por ejemplo, tengo libre tres horas al mediodía y tres horas por la noche. Entonces para comer algo con mi novia se complica«.
Desde la empresa Rappi se establece que los repartidores no son empleados sino trabajadores independientes o «microempresarios» que trabajan sin jefe ni límites de horario. Por lo que a los «rappitinderos» se les deposita en la cuenta bancaria sus ganancias cada dos o tres semanas, dependiendo de la demora del depósito.
En el caso de que el repartidor no cuente con una cuenta bancaria, se le otorga un «saldo a favor» en la aplicación, que puede luego cobrar con los pedidos que se paguen en efectivo. Por su parte, Víctor, un colombiano que llegó al país para estudiar medicina y en la actualidad trabaja en Glovo, indicó: «Entiendo que hay mejores trabajos pero por el momento estoy tranquilo, uno acá es su propio jefe. Yo vine para Argentina porque sé que las universidades son de calidad y gratuitas. Y a lo largo de estos meses conocí muchos colegas amables conmigo, tanto argentinos como venezolanos, brasileños, uruguayos».
«Apenas llegué al hostel en el que vivo me contacté con Glovo, fui a los cursos de capacitación. Tuve que comprar la bicicleta porque no tenía y ese fue el comienzo de esta aventura«, expresó. Y agregó: «Los productos que más pide la gente son según al horario. Durante la tarde voy a supermercados. Y tanto al mediodía como a la noche suelen pedirme comida o alcohol».