El Xeneize se puso en ventaja en dos ocasiones, pero el Millonario alcanzó a igualarlo 2-2. Se define en el Monumental.
Pocas veces en la historia del fútbol hubo un partido del que se habló tanto en la previa. Desde el mismo instante en que Boca selló su clasificación para la final, donde ya lo esperaba River, el fútbol argentino y sudamericano casi que se paralizó a la espera del cruce entre los dos colosos. Y el primer duelo estuvo absolutamente a la altura de lo que se juegan, ni más ni menos que el cetro de campeón de América.
En el arranque el Millonario fue claramente superior: salió mejor plantado, bien en la ejecución de la idea de buscar a Pratto para la descarga en las dos alas -Martínez y Palacios-. Así, antes de los 15 minutos los de Marcelo Gallardo tuvieron tres chances nítidas para romper el cero: primero Rossi le sacó un gran tiro libre al Pity, acto seguido Martínez Quarta cabeceó afuera y después otra vez el arquero se lució ante Borré.
Los locales estaban sin fútbol y antes de la mitad de la etapa inicial perdieron a Pavón, quien padeció una molestia muscular en la pierna izquierda y fue reemplazado por Benedetto. Pero como no hay mal que por bien no venga, como casi siempre, algo se tenía reservado el Pipa.
La primera vez que pisó el área Boca lastimó. Ábila desairó un defensor, remató fuerte al cuerpo de Armani y en el rebote le dobló las manos al arquero.
El gol y la alegría a Boca le duró menos de un minuto y medio. Ese fue el tiempo que le llevó a Pratto igualar en uno, con un remate cruzado tras un insólito quedo de la última línea local. El empate fue un cimbronazo para los del Mellizo y el Pity casi mete el segundo, pero otra vez apareció Rossi, a esta altura la figura de la cancha.
Pero a los 45 y cuando River merecía ampliamente la ventaja, Boca cantó bingo: Villa ejecutó un tiro libre frontal, Benedetto sacó provecho de la tibia marca de Borré y cabeceó al gol. Fue abrazado por la calurosa ovación de una Bombonera que hoy estuvo llena dos horas antes del inicio del juego, a fin de cuentas nunca antes valió tanto apurar las pastas o el asado y la provoleta para llegar a tiempo. Y así, con el 2-1 se fueron al descanso.
En el complemento ahora fue Boca el que empezó más fino, pero el gol fue de River. Figurita repetida: otra vez el que parecía más cerca del festejo pasaba a sufrir. Ahora el empate fue por intermedio de Izquierdoz, en contra, tras un muy buen centro del Pity. Iban 15 minutos y un ratito antes ya Nacho Fernández había ingresado por Martínez Quarta.
Con el 2-2 el juego se tornó más luchado en la mitad, el visitante replegó un poco las líneas y los locales, aunque tuvieron más la pelota y carecieron casi siempre de profundidad. Casi porque en tiempo de descuento Tevez dejó solo a Benedetto y Armani se redimió con un atajadón con su sello.
Con el pitazo final de Tobar dio la sensación de que el empate le sentó mejor a River, por haber sido visitante, por tener la chance de definir en el Monumental y porque estuvo dos veces abajo. Pero Boca es Boca, más en Libertadores y tiene un poder de fuego brutal.