El Paris Saint-Germain pulverizó al Inter Miami CF por un contundente 3-1 en un amistoso disputado en el Camping World Stadium de Orlando, Florida. Sin embargo, la victoria, que deja al PSG bien encaminado para el Mundial de Clubes, no fue celebrada con la misma efusividad que se hubiese esperado.
El resultado, que en principio podría haber sido motivo de festejo, dejó un sabor agridulce entre parte de la afición parisina. La figura de Lionel Messi -aunque hoy forme parte del equipo rival- sigue siendo una sombra que genera tensiones internas, especialmente después del Mundial de Qatar 2022 y la derrota de la selección francesa frente a Argentina. Su sola presencia en el campo, aunque discreta en lo futbolístico, bastó para despertar contradicciones: algunos hinchas vieron el triunfo como una reivindicación frente al argentino, mientras que otros sintieron que su influencia aún los incomoda. Para muchos, la victoria del PSG se vio opacada por la no derrota del argentino, alimentando así la rivalidad, y mostrando una situación que va más allá de un simple partido amistoso. El peso del rendimiento en el pasado mundial, y la rivalidad intrínseca entre jugadores y aficionados, se vio reflejada en el resultado.
A pesar del clima contradictorio que rodea la victoria, el triunfo del PSG es un indicio positivo de cara al Mundial de Clubes. El equipo demostró un juego fluido, efectivo en ataque y sólido en defensa. La goleada sirve como una inyección de confianza antes del torneo internacional. La etapa post-Messi no ha sido neutral para el equipo, mientras algunos hinchas desean su regreso o lamentan su ausencia, otros apuestan por una renovación total del proyecto deportivo.
Lo cierto es que, más allá del resultado ante el Inter Miami, el PSG se encuentra en un momento de redefinición profunda, donde debe equilibrar el brillo individual con un rendimiento grupal capaz de sostenerse en los grandes escenarios. La victoria fue clara, sí, y demostró el potencial del equipo para competir al más alto nivel, pero las emociones que generó revelan que, en el futbol moderno, ganar no siempre significa lo mismo para todos.