Durante los meses de verano, suelen flexibilizarse hábitos y costumbres que desde hoy deben volver a respetar cierta rigurosidad. El momento del baño, la cena y las horas de descanso se vuelven clave si de colaborar con el rendimiento escolar y preservar la armonía del hogar se trata.
La vuelta a la rutina de los niños al regreso de las vacaciones suele ser un gran desafío. Deben retomarse los horarios para acostarse y despertarse previos a los meses de verano, pero la manera de hacerlo suele presentar interrogantes. ¿Cómo hacerlo? ¿Conviene hacer adaptación a las nuevas rutinas? ¿Cómo encaminar los nuevos ritmos de la casa sin morir en el intento?
Es importante entender que el ritmo circadiano es el que maneja todos los horarios para dormir y despertar; es el encargado de la calidad de sueño y por ende del correcto funcionamiento del cerebro. Sin un correcto descanso el sistema nervioso tendrá dificultad para asimilar nuevas ideas, consolidar la memoria y por ende se verán muy afectados los procesos de aprendizaje.
“Los niños en edad escolar aún tienen una necesidad neurológica de dormir más horas que los adultos. Si se disminuye la cantidad de horas de sueño, o se deteriora su calidad de descanso, se verá muy afectado tanto su calidad de vida como su desempeño escolar”. Pablo Ferrero es médico especialista en Medicina del Sueño, y destacó que es fundamental saber que dormir dentro del horario normal de descanso, es tan importante como la cantidad y calidad de horas de sueño
Se sabe que durante las vacaciones, muchos niños prolongan su horario de acostarse y despertarse, acompañado de todos los eventos sociales familiares y los “permisos vacacionales”, sumados hoy en día al uso de la tecnología que afecta con sus pantallas híper estimulantes. “Precisamente aquí es donde resulta más difícil la vuelta a la rutina para comenzar con los horarios de los niños en edad escolar, ya que deberán recortar las horas de descanso y además adelantar su ritmo de sueño, despertándose mucho antes de lo que sus relojes internos sugieren y por supuesto mucho antes de que su pequeño cerebro, en pleno proceso de aprendizaje, esté listo para volver a absorber tal información”, destacó.
“Muchos niños en vacaciones concurren a colonias y siguen con rutinas, ya que sus padres trabajan y no hay otras opciones de cuidado. A veces logran enviarlos a jornada simple, y otras jornada completa según necesidad. Lo cierto es que si bien las colonias son espacios recreativos y al aire libre, el hecho de tener horarios fijos y ser una ‘obligación’ en el verano hace que los niños no descansen del todo”. Para la licenciada en Psicología Lorena Ruda (MN 44247) “a veces no se puede, pero quizá lo bueno sería que estos espacios no sean todo el verano o que tengan flexibilidad para poder faltar y así también tener sus momentos de ocio y, por qué no, planes con la familia aunque no sean todos los días o todo el día”.
En ese sentido, según la especialista en maternidad y crianza, “en las vacaciones suelen las rutinas descontracturarse, quizá no es necesario cenar temprano y el horario de irse a dormir y de levantarse es más tarde, es por esto que después la vuelta al colegio lleva un tiempito de adaptación”.
Algunos optan por empezar a acostumbrarlos al horario unos días antes, otros aprovechan el relax hasta último momento y cuando empiezan las clases se van acomodando. “En general no hay dificultad en esto, los chicos suelen estar entusiasmados los primeros días de clases y el sueño lo acomodan en seguida. Quizá la primera semana, sobre todo los que van a la mañana o doble turno, caiga dormido antes de cenar, pero suelen regularse rápido”, opinó.
Para la licenciada en Psicología Luján Rossetto (MN 45356), “el mes de marzo, el comienzo de las clases, la vuelta a la rutina genera sensaciones ambivalentes en los hogares y familias”. “Por un lado es la vuelta a la estructura, a la rigurosidad de los horarios y los esquemas, eso en muchos casos ordena y resuelve situaciones que durante el verano suelen ser muy caóticas para muchas familias, que tienen que recurrir a niñera, colonia o entorno familiar. Para ellos la vuelta a clases vuelve a encauzar horarios y dinámicas estructurales”, consideró la especialista y creadora de Maternarse, una cuenta de Instagram donde comparte sus saberes y experiencias como madre.
Por el otro lado, continuó, “también la vuelta a clases implica conectar con el cansancio, con horarios, obligaciones, tareas, reuniones y todo lo que concierne a la formalidad de lo institucional”. “A esto hay que sumarle que muchas veces las vacaciones con hijos no cumplen con las expectativas idealizadas de muchas familias por lo que el mes de marzo acarrea con una carga más compleja de la que parece”.
En este contexto, para ella es clave “tener en cuenta que todo este primer mes es adaptativo, de hecho hay muchos colegios y jardines que le otorgan un periodo especial a la adaptación, con horarios y esquemas que se ven reducidos o modificados para que las familias, los niños y el equipo docente se adapte a esta nueva rutina”.
“Los primeros días de clases los niños suelen estar más cansados que en etapas posteriores del año y tiene que ver con que hay algo del orden físico y psíquico que se está ajustando, con lo cual es importante marcar como padres que la vuelta a la rutina ha comenzado y empezar a entablar horarios más estrictos (especialmente los del baño, la cena y el dormir, que son los que estructuran el momento del sueño)”, apuntó Rossetto, quien recomendó: “Es un momento para desde esas conductas ir anoticiando a los niños que las vacaciones han culminado”.
Según ella, “es interesante el concepto de rutinas y no rutinas”. “Yo digo que para que pueda haber rutinas es importante que no las haya, por eso los fines de semana, los feriados y las vacaciones es importante poder ser más laxos con las rutinas para que durante la semana sea más fácil volver a encauzar horarios y hábitos -señaló-. Si hubo un momento en que todo esto tuvo vía libre o hubo permisos, es como ocurre con la dieta, que si se vive a dieta deja de ser dieta y pasa a ser un modo de vida, en cambio si en la dieta hay un permitido la dieta cobra sentido; y lo mismo pasa con las rutinas: si a la rutina le puedo otorgar flexibilidad durante los fines de semana y las vacaciones, deja de ser una monotonía y pasa a ser un hábito saludable y elemental para atravesar el año lo mejor posible”.
Estudios recientes compararon un grupo de adolescentes bien descansados versus un grupo normal de chicos con un promedio de 45 minutos menos de sueño que el necesario para su edad y estos últimos alcanzaban a tener hasta un 30% menor rendimiento que el grupo bien descansado.
“Es importante saber que los adolescentes tienen normalmente su horario de sueño atrasado, tanto para el inicio de sueño como para su despertar, no es que sean holgazanes, simplemente es su reloj biológico normal. Probablemente por la restricción de horas de sueño que le causan sus responsabilidades escolares o universitarias, el fin de semana intente recuperar las horas perdidas y duerma más de la cuenta”, explicó Ferrero.
Y tras destacar que “es importante recuperar en los niños los hábitos, las rutinas y los horarios de descanso post receso vacacional”, dio algunas recomendaciones.
“Aunque las rutinas no son algo nuevo, no podemos volver al orden establecido de un día para otro. Para sentirse sanos, equilibrados y felices, los niños tienen que estar en consonancia con sus ritmos biológicos. Por ello, se recomienda disponer de una semana aproximadamente para volver lentamente al horario en que el niño o el adolescente van a tener que respetar por sus obligaciones escolares, comenzando por adelantar la hora de acostarse y restringiendo el uso de pantallas hasta dos horas antes del horario que se desea establecer. En paralelo y paulatinamente adelantar su horario de despertar para disminuir el estrés del primer día, siempre posterior a haber logrado que se acueste más temprano”, comenzó.
Además, “se recomienda no darles nada de estimulantes previo al descanso, como ser chocolates o cafeína (café, mate, té, energizantes) y en lo posible enfriar la habitación a 21°C para disparar la orden al cerebro de que ya es hora de dormir. Eso se puede acompañar previamente con un baño caliente. Es fundamental volver a respetar una sólida agenda rutinaria en cuanto a ingestas, actividades y sueño, acorde a los nuevos horarios”, agregó.
A modo de cierre, Rossetto remarcó que “las madres siguen siendo las que más carga mental acarrean con turnos médicos, con mochilas, agendas, reuniones escolares, compra de útiles, tarea, y con una infinidad de cuestiones”, por lo que les recordó: “No hace falta poder con todo. No es sano poder con todo y nosotras también tenemos que permitirnos más flexibilidad dentro de nuestra carga mental, nuestro rol materno y la complejidad que implica la vida cotidiana y escolar”.