El panorama político argentino experimentó un sismo este domingo con los resultados de las elecciones legislativas. La fuerza oficialista La Libertad Avanza (LLA) , liderada por el presidente Javier Milei, se alzó con una victoria categórica a nivel nacional, superando ampliamente los pronósticos y revirtiendo la tendencia histórica de las elecciones de medio término.
Con más del 99% de las mesas escrutadas, LLA consolidó el 40,66% de los votos para la Cámara de Diputados, logrando una suma de 64 nuevas bancas . Este desempeño no solo mejoró en 13 puntos su caudal de votos de las generales de 2023, sino que también le asegura a la coalición un tercio de la cámara baja, un objetivo estratégico clave para blindar las reformas presidenciales. Además, la victoria se expande al Senado en varios distritos, permitiendo aumentar su representación y equilibrar un recinto históricamente esquivo.

El presidente Milei celebró el triunfo con un mensaje de firmeza: «O la libertad avanza, o la Argentina retrocede. Nuestro compromiso por hacer grande a la Argentina nuevamente no se negocia» . Luego, adoptó un tono conciliador, convocando a las demás fuerzas a lograr los consensos necesarios para llevar adelante las reformas estructurales: «La gente entendió el mensaje» , aseguró el jefe de Gabinete Guillermo Francos, reforzando que el rumbo económico «no cambia nada».
La gran sorpresa se produjo en la Provincia de Buenos Aires , el distrito electoral más grande, donde LLA logró imponerse . Esta victoria fue determinante para el triunfo a nivel nacional.

La coalición opositora Fuerza Patria , que se posicionó como segunda fuerza con cerca del 31,7% de los votos y 44 bancas, no pudo retener el apoyo esperado. Uno de sus principales referentes, Mariano Recalde, mostró un claro descontento, pero prometió resistencia: «La economía va mal, el plan de Milei fracasó hace tiempo. Vamos a tener un bloque fuerte que ayude a que el Gobierno tome decisiones que modifiquen el rumbo» . La coalición perdió representatividad en el Congreso, pero la baja participación (68%), la menor desde el retorno de la democracia, también marca un dato relevante en este nuevo mapa político. El contundente respaldo le otorga al oficialismo un fuerte oxígeno político para avanzar con su agenda en un contexto económico desafiante.



